Los trabajadores de la construcción (obreros, albañiles, peones de obra… o cualquier otro puesto relacionado) tienen más riesgo promedio de padecer obesidad, síndrome metabólico o problemas de salud a lo largo de su vida.
Tradicionalmente se suele achacar la culpa de todo esto a su mala alimentación: suelen ser personas que comen peor que la media (muchas veces debido a que suelen comer menú del día) y suelen beber más alcohol que otros colectivos (especialmente cerveza). Pero, tras años de trabajo con algunas de estas personas, y tras hacer un profundo estudio de la problemática, observo que los hábitos de alimentación no tienen la culpa de todo: es más, hasta me atrevería a decir que su ingesta calórica diaria no difiere de lo que pueden consumir trabajadores/as de otros colectivos.
Además de esto, hay que recalcar la alta actividad física que realizan: este tipo de trabajos implican una gran cantidad de movimiento diario, levantar cargas que pueden llegar a los 25 Kg o más (lo que pesa un saco de cemento promedio). De aquí parte la típica frase que se suele escuchar: “No entiendo por qué los albañiles están tan gordos con la de actividad física que hacen!”. Pero como ya hemos aclarado más veces en esta web y en nuestras redes sociales: COMER MENOS Y MOVERSE MÁS NO FUNCIONA PARA PERDER PESO!
Hay algo que se nos está escapando, y que posiblemente sea la gran culpable de todo esto: la contaminación a la que están expuestos de forma diaria. Antes de explicar este punto, quiero recalcar algo: no estoy diciendo que el sobrepeso que sufre este colectivo no se deba a lo que comen o se muevan (claro que mejorar la alimentación de cualquier persona va a traer beneficios, faltaría más), sino que lo que quiero aclarar es que su forma de comer no es la responsable de toda la problemática que vemos.
En este caso, cuando hablo de contaminación no me refiero solamente a los gases producidos por los vehículos, fábricas y otros vehículos a combustión (que nos afecta a todos). Me refiero a todos los materiales con los que trabajan: cementos, yesos, pladur, microplásticos, metales pesados…
Todos estos son materiales con los que trabajan a diario, que tocan y que inhalan de forma muy frecuente no van a ser bien recibidos en su organismo (si pasais al lado de alguna una obra pública, fijaos que suele haber personas picando aceras y respirando todo ese polvillo que sale, y que desde luego no le va agradar de nada al cuerpo).
Este contacto diario con todo tipo de materiales a base de arena y cemento va a causar inflamación en el organismo: el cuerpo detecta estos compuestos y enciende las alarmas. Comienza de este modo toda la maquinaria de inflamación que traerá diversas consecuencias: inflamación intestinal, disbiosis, problemas respiratorios, resistencia a la insulina… Cada una de estas consecuencias irá perjudicando al organismo, cada vez más, hasta llegar a un estado pro-inflamatorio donde es más fácil acumular grasa y estar infalamados, hinchados…
Ahora que sabemos cómo puede afectar todo esto, lo lógico sería pensar que el disminuír la exposición a estos materiales sería la mejor solución, pero hay un problema: no podemos hacer las casas, aceras, estructuras… de madera o barro, necesitamos estos materiales en nuestro día a día!
En este punto se hace importante la figura de un buen profesional de la salud que se dedique mejorar el estado de inflamación corporal (posiblemente con suplementación y algunas medidas higiénico-sanitarias), mejorar la muy probable disbiosis intestinal y corregir todo lo relacionado con la alimentación y estilo de vida de la persona (mejorar descanso, disminuír el ruído al que suelen estar expuestos…).
Si eres trabajador de la construcción y quieres mejorar tu salud o composición corporal, no dudes en contactar con un buen nutricionista que te eche una mano con todo ello.
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