Reducción de estómago: lo que no te han contado

2 Abr, 2024

Cada vez son más las personas que presentan obesidad y/o síndrome metabólico (conjunto de afecciones que aumentan el riesgo de mortalidad, como niveles elevados de azúcar, mal control de la tensión arterial, circunferencia de cintura elevada…). No es raro ver que estas mismas personas buscan distintas soluciones al problema: hacer dieta, consumo de determinados fármacos para ayudar a bajar peso, realizar ejercicio físico… e incluso realizarse alguna cirugía.

 

Todas las cirugías destinadas a la pérdida de peso se conocen como cirugías bariátricas, y existen distintos tipos. Los más conocidos son:

  1. Bypass gástrico (izquierda): consiste en disminuír el tamaño del estómago y derivarlo al intestino.
  2. Manga gástrica (centro): lo que todos conocemos por reducción de estómago (es decir, disminuir el tamaño del mismo).
  3. Banda gástrica ajustable (derecha): consiste en estrechar una parte del estómago para disminuir el tamaño del mismo.

Lo que se pretende conseguir con alguna de estas técnicas es que la persona coma menos o absorba menos nutrientes, haciendo así que se consuman muchas menos calorías o alimentos y que se produzca una bajada en el peso corporal.

Al someternos a este tipo de cirugías, los cambios de peso/imagen corporal son bastante notorios con el paso de los meses. Pero como todo en la vida, las cosas tienen sus pros y sus contras, y hoy vamos a hablar de la parte que no se suele contar:

 

¿ES RECOMENDABLE PARA TODAS LAS PERSONAS HACERSE UNA REDUCCIÓN DE ESTÓMAGO?

Todos los estudios concluyen lo mismo: existe una pérdida de peso en personas con IMC por debajo de 45, pero las personas denominadas superobesas (u obesidad mórbida, es decir, IMC > 45) no logran perder peso con el paso de los años tras someterse a estas cirugías. El motivo es que estas personas suelen tener rasgos de conducta impulsivos (no son capaces de decir no a comerse un dulce o un alimento ultraprocesado) y un nivel genético de hambre superior a la media (son personas que genéticamente tienen niveles de hormonas que nos producen hambre más elevadas). Por lo que para este tipo de personas, la solución no parece estar en pasar por quirófano.

 

¿SE MANTIENE EL PESO PERDIDO CON EL PASO DE LOS AÑOS?

Diversos estudios han analizado esta cuestión. Los resultados, en general, son que con el paso de los años las personas empiezan a recuperar el peso perdido, seguramente debido a las adaptaciones metabólicas que ocurren (para más información al respecto, podeis visitar el artículo del blog titulado “¿Comer menos y moverse más?”). Esto viene a decirnos que la reducción de estómago provoca una pérdida de peso en la gran mayoría de personas (no en todas!), pero no evita la caída del metabolismo basal ni el aumento de los niveles de hambre con el paso de los años.

Incluso existen personas que no logran perder peso tras este tipo de cirugías, debido a que no son capaces de cambiar sus hábitos de alimentación, por lo que estamos hablando de personas que se han sometido a cirugías costosas, sin resultados, y que solo producen una pérdida de dinero público a la basura (que bien podría ser invertido en promover la actividad física y el deporte o en mejorar los hábitos de alimentación de la población).

 

¿PERDEMOS MÁS MUSCULATURA O GRASA CORPORAL?

La composición corporal es importantísima, tanto si queremos ser personas saludables como si queremos vernos físicamente bien (la musculatura es el tejido que aporta firmeza al cuerpo).

Todos los estudios concluyen lo mismo: tras una cirugía bariátrica se pierde, aproximadamente, un 70% del peso en forma de grasa y un 30% en forma de masa muscular. Esto quiere decir que, si perdemos 30Kg, 21Kg serán en forma de grasa y 9Kg serán en forma de músculo.

Esto puede parecer una buena noticia, pero hay que tener en cuenta una cosa: construír masa muscular es algo metabólicamente muy costoso, y 9Kg no son ninguna broma. Además, la masa muscular es el tejido del cuerpo que más salud nos aporta, y no tener una correcta musculatura se relaciona con problemas de salud a largo plazo y mayor tasa de mortalidad.

 

¿QUÉ EFECTOS SECUNDARIOS PUEDEN APARECER?

Entre los efectos secundarios más comunes tras este tipo de cirugías encontramos:

  • Déficits nutricionales, debidos a la malabsorción de alimentos que se observa tras estas cirugías, y que traen consigo enfermedades futuras.
  • Aumento del 34% de sufrir una fractura de huesos (debido en parte a la malnutrición que presentan estas personas).
  • Problemas digestivos crónicos como hinchazón, diarrea, estreñimiento, naúseas…

 

¿ES SEGURO SOMETERSE A ESTE TIPO DE CIRUGÍAS?

Visitar un quirófano tiene sus riesgos, y más en operaciones de este tipo, donde las personas ya suelen presentar serios problemas de salud. La tasa de mortalidad (o probabilidad de muerte durante o tras estas cirugías) es de aproximadamente el 0,2% (es decir, de cada 1000 personas mueren aproximadamente 2 por complicaciones con la cirugía o con la recuperación en casa). Cabe señalar que este porcentaje el bastante bajo, y no debería preocuparnos para decidir si someternos o no a estas intervenciones (aunque sí veo conveniente darlo para que la persona pueda tomar una decisión informada).

A parte del riesgo de mortalidad, existe el riesgo de complicaciones graves. Se estima que el 6% de las personas sometidas a reducción de estómago presentarán (con el paso de los días/semanas/meses) tromboembolismo venoso, reoperación (es decir, tener que volver a operarse, por mala cicatrización de la operación, por ejemplo) u hospitalización por distintos motivos.

 

En definitiva, la cirugía bariátrica no asegura que seamos capaces de mantener el peso perdido con el paso de los años, ni que evitemos la pérdida de masa muscular (que se relaciona con problemas de salud a largo plazo), ni que mejoremos nuestra forma de comer ni realicemos actividad física (que son la base para aumentar nuesta esperanza de vida, vernos y sentirnos bien). Si realmente os preocupa mejorar físicamente o estar más sanos, mi recomendación es que busqueis la solución buscando comer mejor, realizando actividad física y mejorando vuestros hábitos (aunque todo esto lleva más tiempo, claro está).

 

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