Llevar una buena alimentación se hace una tarea cada vez más difícil con el paso de los años. Actualmente el mundo está plagado de alimentos ultraprocesados en cada esquina, motivos para quedarse en casa y no hacer nada de actividad física, trabajos estresantes o que dificultan la buena relación con la comida, etc.
Hoy nos vamos a centrar en este último punto, en cómo afecta nuestro trabajo a la hora de llevar un buen estilo de vida. Más concretamente, vamos a ver qué problemas nos podemos encontrar a la hora de trabajar con personas de aerolíneas o personas que simplemente realizan viajes internacionales de forma frecuente.
Todos sabemos que estas profesiones se caracterizan por un problema principal y denominador común: el jetlag. Para quien no lo sepa, cuando hablamos de jetlag nos referimos a ese desajuste horario de nuestro día a día que trae consigo cambios en el organismo, como puede suceder cuando realizamos un vuelo internacional entre 2 países con horarios distintos (como puede ser viajar de España a Inglaterra, donde el reloj se retrasa 1 hora).
Empezando por el principio, ¿cuáles son los principales problemas que presentan estos trabajadores?
- Problemas de sueño: estar acostumbrados a dormir a las 23:00 (por poner un ejemplo) y llegar a un país donde te tienes que acostar a las 20:00 va a traer consigo problemas en nuestro descanso, afectando a la calidad de vida y estrés durante unos cuantos días (hay personas que no logran volver a “ajustar su reloj interno” hasta pasadas unas cuantas semanas, durante lo cual posiblemente ya habrán realizado algún que otro viaje internacional de nuevo).
- Problemas digestivos: el desajuste horario repercute en las órdenes que el cuerpo lanza a los órganos encargados de la digestión, como puede ser decirle al estómago que empiece a secretar ácido, que el intestino comienza a moverse para hacer avanzar la comida o que se empiecen a secretar hormonas y enzimas para metabolizar la comida. Este desfase horario hace que todas estas acciones no funcionen al unísono y tengamos más probabilidades de padecer problemas intestinales.
- Cansancio y fatiga: muy relacionado con el primer punto. “Saltarse” horas del día y dormir menos o peor termina afectando a nuestro desarrollo físico y emocional al día siguiente. Si esto se repite con el paso del tiempo, día tras día, empezarán a aparecer síntomas: mayor estrés, menos ganas de realizar actividad física, mayores ganas de descansar, deseo por comida más ultraprocesada, etc.
Ahora que conocemos los principales problemas, ¿qué podemos hacer para solucionarlos o minimizarlos?
- Emplear un suplemento de melatonina: para quien no la conozca, la melatonina es la hormona del sueño, esa que nos dice cuándo se está acercando el momento de irnos a dormir. En los viajes internacionales es muy común llegar a un país y que no tengamos sueño, cuando ahí ya es la hora de acostarse. En estos casos, utilizar un suplemento de melatonina unos 30-60 minutos antes de irnos para cama nos ayudará a regular un poco mejor el desfase horario.
- Respetar los horarios de comidas al máximo: el cuerpo aprende cúando es la hora de comer a medida que vamos comiendo siempre a la misma hora. Si durante una temporada empezamos a realizar las comidas a distintas horas, el cuerpo no sabrá cuando debe prepararse para iniciar la digestión. Por este motivo, y sabiendo que no siempre vamos a poder cumplir con el horario establecido, intentaremos ajustar al máximo los horarios (esto quiere decir que si solemos comer a las 14:00, intentaremos comer siempre entre las 13:30-14:30, evitando tener que alejarnos mucho de las horas pautadas.
- Disminuír el número de comidas: no es lo mismo tener que mantener un mismo horario para 5 comidas que para 2, donde esta última opción termina haciéndose más fácil. Por este motivo, una recomendación será acostumbrarnos a hacer menos comidas en lugar de más (aunque todo esto puede ser individualizable). Además, el dejar espacio de horas entre comidas trae distintos beneficios que ya comentaremos en otras publicaciones.
- Llevar un orden y planificación: este es el mismo consejo que intento aplicar con todos los clientes del servicio de nutrición, y es dejar las cosas listas (o medio listas) para no encontrarnos sopresas por el camino. Si ya tenemos el horario laboral para las 2 siguientes semanas, lo mejor será ver qué nº de comidas vamos a poder hacer, en qué horario, a qué destinos tenemos que volar… y empezar de este modo a planificar nuestra semana.
- Evitar comer antes de subirnos al avión si tenemos problemas digestivos: suele ser común encontrarnos a personas que antes de subir al avión comen algo y luego se empiezan a encontrar muy hinchadas durante el vuelo. Esto tiene una explicación, y es que al ingerir comida el cuerpo va a empezar a metabolizarla y fermentarla, lo cual generará gas (algo totalmente normal). El problema es que durante un vuelo, el avión pasa de estar a pocos metros del nivel del mar a llegar a alcanzar miles de metros por encima de la tierra, algo que produce un cambio en las presiones atmosféricas. Este cambio en las presiones hará que el estómago e intestinos se expandan, produciendo molestias y problemas asociados (como diarrea, dolor o naúseas) si ya tenemos comida dentro del estómago. Por este motivo, se hace recomendable no consumir nada durante las 2 horas previas a iniciar el vuelo, pudiendo comer una vez nos encontremos volando y a una altitud estables (esto sucede cuando se apagan las señales del cinturón en la cabina).
Estos son algunos de los consejos que podemos aplicar a nuestro día a día para mejorar nuestra salud y digestiones si somos personas que volamos habitualmente entre distintos países. Espero que os sirvan de mucha ayuda!
Hasta la próxima! 😊
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