En el mundo de la salud cada año surgen nuevas modas. Una de ellas, conocida por muchas personas, es el ayuno intermitente, el cual se puso de moda hace unos pocos años.
Para las personas que no sepan lo que es, el ayuno intermitente se trata de un esquema de comidas en el que durante X horas del día comemos, y durante las otras horas restantes ayunamos. Existen algunos tipos de ayuno, cada uno con mayor o menor franja horaria para comer, pero del que más vamos a tratar en el artículo de hoy es del ayuno 16:8 (16 horas de ayuno, 8 horas de comidas).
Para que me entendáis mejor las personas que no lo habéis entendido del todo, vamos a poner el caso de una persona ficticia llamada Ana, que tiene como objetivo bajar de peso. Ana practica el ayuno intermitente 16:8. Esta se levanta a las 8 de la mañana y no desayuna. Luego, mientras trabaja solo lleva una botella de agua para ir bebiendo y se toma un café americano a media mañana. A las 14:00 llega a casa y come la primera comida del día. Luego, a las 17:00 se prepara la merienda, y finalmente a las 22:00 cena. Tras esta última comida no come nada más. A esto le debemos sumar que Ana lleva practicando un tiempo entrenamiento con cargas.
Vemos en el ejemplo anterior que Ana mantiene una ventana de alimentación de 8 horas (de 14:00 a 22:00). Ana se siente genial viendo como su peso baja semana tras semana, pero: ¿realmente es el ayuno intermitente que practica el causante de esta bajada del peso? Vamos a verlo.
Antes de realizar ayuno intermitente, Ana desayunaba un café con leche, 3 galletas y una tostada con mermelada. Luego, en el trabajo se llevaba un café americano y se lo tomaba con un trocito de bizcocho. A la hora de comer comía cualquier cosa rápida porque llegaba sin mucha hambre. En la tarde tenía que adelantar algo la merienda y zamparse un par de sándwiches porque le rugía el estómago por haber comido poco. A la hora de cenar se preparaba cualquier cosa, típicamente comida precocinada. Sumado a todo esto, hay que decir que Ana no practicaba deporte, ya que no tenía tan claro su objetivo de querer perder peso.
Con el anterior ejemplo quiero dejar clara una de las claves del ayuno intermitente: por si solo no hace magia, lo que pasa es que, en ciertas personas, conseguimos reducir la cantidad de comida ingerida al “apretujar” más las horas del día en que come. Seguramente no nos entre la misma cantidad de comida si la repartimos en 8 horas que si la repartimos en 13, 15 o 17 horas. Vemos ahí uno de los “trucos” de por qué funciona el ayuno intermitente para bajar de peso. Además, vemos como Ana, cuando se empezó a informar de este sistema que está tan de moda, acompañó sus cambios de alimentación con ejercicio físico, ya que las personas que empiezan a hacer alguna dieta o protocolo lo hacen para verse mejor y cuidarse, y suele ser habitual que para conseguir el objetivo marcado se pongan a mejorar todo su entorno y estilo de vida (empiezan a hacer más deporte, mejoran sus ritmos de sueño, eligen mejor lo que comen…).
Entonces, el ayuno intermitente no sirve en absoluto? La respuesta es sí y no. Todo depende de la persona que lo practique: a algunas personas les irá bien y a otras puede que todo lo contrario. Lo que sí podemos afirmar son algunos puntos positivos a favor del ayuno intermitente:
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- Ayuda a mejorar las digestiones al tener un horario amplio donde no comemos, consiguiendo así que nuestro cuerpo saque la “escoba intestinal” y limpie el intestino por dentro (de esto hablaremos en más profundidad en siguientes publicaciones).
- Aumenta la autofagia celular y el catabolismo proteico, necesarios para una correcta salud y para prevenir ciertas enfermedades como el cáncer y síndrome metabólico.
- Mejora la sensibilidad a la insulina (es decir, el control del azúcar en sangre). No se sabe exactamente si esto se debe al propio ayuno o a que la persona, al realizarlo, empieza a perder peso y mejora de este modo la glucosa sanguínea.
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Espero que este post haya aclarado muchas dudas que existen respecto al ayuno intermitente. Si no es así, podéis dejarme un mensaje en mis redes sociales (Facebook, Instagram, TikTok…) y responderé encantado!
Con esto en mente, empecemos a hacer bien las cosas.
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